domingo, 29 de septiembre de 2013

La hipocresía del poder

Con motivo de la última sesión plenaria del mes de septiembre, hay quienes quieren dar la imagen de que soy una persona intolerante e irrespetuosa con mis compañeros de corporación. Calificativos que me he ganado por defender con vehemencia mis ideas, mi derecho a expresarme con libertad y en igualdad de condiciones, por defender los derechos de los ciudadanos de mi municipio y, quizás en mayor medida, por decir la verdad sobre las políticas que otros partidos hacen y el daño que éstas están ocasionando a nuestra sociedad y en especial a los más desfavorecidos. Hay un refrán muy acertado que dice que “no ofende quien quiere, sino quien puede”. Por eso me resulta cuanto menos irónico que sean ellos los que vengan a hablarme de tolerancia y respeto. Me hablan de tolerancia y respeto quienes incitaron con sus mítines incendiarios a los lamentables sucesos de la noche electoral de 2007 donde intimidaron, increparon y amenazaron a una familia en su propio hogar por el único hecho de haber dedicado parte de su vida a trabajar por su municipio. Me hablan de tolerancia y respeto quienes dieron cobertura política a estos sucesos al no condenar ni mostrar solidaridad alguna con los afectados por estos hechos de forma pública. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes utilizan cada acto de sus campañas electorales para atacar públicamente y de forma personal a los que consideran sus oponentes políticos. Me hablan de tolerancia y respeto quienes llaman borracho a un compañero de corporación en un acto electoral público; quienes tachan la valía de una oponente política por las supuestas irregularidades que un familiar suyo ha podido cometer durante sus horas de trabajo. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes no dudan en utilizar cualquier herramienta, como la vida profesional de las personas, para seguir manteniendo su estatus político. Me hablan de tolerancia y respeto quienes no dudaron en utilizar una circunstancia profesional puntual mía para tratar de hacer daño y obtener un suculento beneficio político. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes no han respetado las normas del juego e intencionadamente han utilizado la jornada de reflexión para ganarse unos votos repartiendo bolsas de comida. Me hablan de respeto quienes jugaron con la necesidad de muchas familias para comprar votos con comida. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes calificaron de tontos e ignorantes a las más de mil personas que firmaron contra el crematorio. Me hablan de respeto quienes no tuvieron ninguno por la integridad individual de cada una de esas personas al acusarlas de dejarse engañar. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes gobiernan con el miedo y la confrontación como herramientas. Quienes se dedican a enfrentar en vez de a mediar. Quienes incitan a los afectados a acudir a los plenos para hacer presión, quienes organizan encerronas en vez de reuniones, quienes dominan el arte de intimidar y provocan que menores de edad se vean amenazados y violentados por otros. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes gobiernan con la extorsión. Quienes para conseguir lo que quieren, en vez de negociar, no dudan en tirar del teléfono para conseguir con amenazas lo que no saben conseguir con diplomacia y mano izquierda. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes nunca han demostrado conocer el significado de esas palabras con la oposición. Quienes creen que ellos son el Ayuntamiento, quienes utilizaban el dinero público para editar una revista bajo los símbolos institucionales de nuestro Ayuntamiento y así hacerse campaña política y partidista; o para lanzar hojas informativas atacando en nombre del Ayuntamiento a uno de los integrantes de la corporación y por tanto parte del propio Ayuntamiento. Me hablan de tolerancia y respeto quienes realizaban las selecciones de personal estando presentes para garantizarse que el vecino/a de turno tuviese a quien agradecer el trabajo concedido con su voto pese a que la oposición denunciase en reiteradas ocasiones que era ilegal su presencia en dichos procedimientos. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes han amenazado a los miembros del Equipo de Gobierno con llevarlos a la cárcel; quienes han acusado a sus socios de gobierno de llevarse el dinero de los vecinos sin dar un golpe al agua, quienes acusaban a un compañero de venir a Algarrobo sólo para llevarse el dinero de los plenos. Me hablan de tolerancia y respeto quienes “mandaron a la mierda” públicamente en una sesión plenaria a algún compañero de gobierno. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes no son capaces de mostrar respeto alguno por la identidad ideológica personal de cada uno de nosotros. Quienes se mofan de mi condición de pertenecer al PSOE, de quienes se burlan de mi condición política e ideológica al decir públicamente que les daría vergüenza ser socialista a modo de insulto o menosprecio. O peor aún, tratar de desprestigiar a su adversario utilizando su relación con otra persona, persona que no está presente en ese momento y a la que utiliza como descalificación de forma vejatoria. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes nos acusan de “callarnos como zorras”, quienes nos tachan de ladrones, de quedarnos con el dinero de los trabajadores; quienes nos acusan de ser responsables de la crisis, de los millones de parados y de que sólo trabajamos en los plenos para llevarnos el dinero. Me hablan de tolerancia y respeto quienes se atreven a acusar a corporaciones anteriores de dejar el Ayuntamiento en la ruina y sumido en deudas pero es incapaz de demostrarlo con facturas ni tiene la valentía de realizar una auditoría que aclare la situación económica real de la institución. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes lo perdieron al traicionar el compromiso que asumieron con sus votantes. Quienes usaron la voluntad de las personas que confiaron en ellas y su proyecto para retirar su candidatura y apoyar así la investidura de su alcaldesa. 

Me hablan de tolerancia y respeto quienes han sido capaces de relegar al ostracismo a trabajadores del Ayuntamiento por presumirles una determinada ideología y quienes se convirtieron en cómplices de esa situación por consentir esa lamentable situación laboral. 

Pero claro, ahora resulta que yo soy el intolerante y el irrespetuoso. Y lo soy por decir que las políticas actuales del Gobierno del PP están llevando a nuestra Sanidad a la privatización, por pedir que se cree una ayuda para universitarios con escasos recursos porque las nuevas políticas de becas van a provocar que muchas personas con bajos recursos no puedan seguir estudiando y no esté de acuerdo con la idea del portavoz del PP de Algarrobo que piensa que el Estado no puede gastarse el dinero de los españoles en pagarle los estudios a quienes se pasan todo el día en la cafetería; o por recordar las palabras de su presidente de Mancomunidad y candidato del PP por Torrox al llamar barrigas agradecidas a los millones de parados. O quizás lo sea por pedir que los alumnos de 5 años de infantil reciban también ayudas como los de 3 y 4 años, y que se incremente la ayuda de 30 a 50 €; o tal vez por decir que el Ayuntamiento no tiene dinero para dar ayudas pero si más de 12.000 € anuales para pagar un sueldo bruto de más de 1.200 € a un concejal más. 

La educación que he recibido en mi familia y en la escuela, pública por cierto y de una gran calidad, me ha enseñado que el respeto no lo da el dinero ni la condición social; tampoco lo da el ser concejal ni alcaldesa. Me enseñaron que el respeto es algo que se gana, algo que te mereces. Y me temo que algunos han hecho pocos méritos para merecer el mío.
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